Granja La Pachamama se ha convertido en un ejemplo nacional de economía circular que demuestra que es posible optimizar el uso del agua en condiciones de extrema sequía y dar una segunda oportunidad a los residuos reciclables impactando lo menos posible al medioambiente.
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA La Cruz con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) detectan la necesidad de seguir potenciando esta innovación y actualmente se encuentran implementando un Centro de Extensión de Agroecología y Economía Circular, con nuevos manejos sustentables, perfeccionando el actual sistema productivo sostenible e integrando conceptos de economía circular y agroecología.
La familia compuesta por Macarena Valdés, Marco Aceituno y sus tres hijos crearon un modelo circular de producción, orientado al autoconsumo que fue iniciado producto de necesidades económicas, que les exigían minimizar los costos de la vida familiar, en una zona de extrema limitante hídrica.
Para Carolina Fuentes, representante macrozonal de FIA en la Región de Valparaíso “el desafío de transformar la experiencia de Macarena y Marcos en un Centro de Extensión y Capacitación en prácticas innovadoras de agricultura sustentable para zonas áridas y semiáridas con foco en la agricultura familiar campesina, es una tremenda oportunidad para resolver las necesidades de alimentación y de subsistencia de muchas comunidades”.
Bajo la premisa que se trata de una familia que produce sus alimentos basado en el reciclaje y un uso eficiente del agua, actualmente el equipo técnico del INIA se encuentra realizando una evaluación de los módulos ganaderos y hortícola y del cultivo forrajero hidropónico. Una vez que se tenga hecho los cálculos y la evaluación de los requerimientos nutricionales de los animales mediante un balance forrajero; y la disponibilidad y necesidades de agua de la granja en conjunto con la familia, se verá la forma de mejorar las instalaciones ganaderas (aves de corral y cabras) y los frutales y hortalizas para luego valorizar el sistema productivo, siempre en un contexto de potenciar lo que la familia ha desarrollado.
Después de las mejoras y adaptaciones técnicas del sistema productivo, el proyecto contempla traspasar la experiencia de los innovadores a otros pequeños y medianos productores, fundamentalmente pertenecientes al programa Prodesal con el objetivo de que cualquier persona que posea una condición similar a ésta, logre materializar un modelo de negocio familiar.
Cornelio Contreras, ingeniero agrónomo, transferencista investigador y Constanza Jana de INIA Intihuasi coinciden en que esta actividad es la base del sistema que la familia maneja, “nosotros debemos acotar nuestra formación productivista al esquema y filosofía de vida de ellos. Las ganas y empuje de Macarena y Marco contagian y esperamos estar a la altura de este desafío”.
Viviana Barahona, transferencista de INIA Cauquenes explica que dentro de las propuestas y los aportes estamos viendo la “factibilidad de establecimiento de arbustos forrajeros como Acacia saligna, Alfalfa arbórea, Atriplex, Tunas y otros, además de la incorporación de triticale en una propuesta de suplementación animal, uso para alimentación humana y como forraje hidropónico”.
Emprendimiento
Marco Aceituno comenta que “nosotros no teníamos conocimiento de la agricultura, no sabíamos cultivar. Sin embargo, le dimos vuelta al destino y logramos ser independientes. Hoy, estamos en condiciones de traspasar lo que hemos aprendido a otras familias de la región de Valparaíso y del país”.
Actualmente, la familia utiliza 5 mil litros de agua al mes para todas las necesidades del predio agrícola, saliendo adelante con insumos que el lugar les ha entregado basado en esfuerzo, entusiasmo y creatividad. Además, en esta granja inteligente se recicla el guano de los animales para usarlo como combustible y producir electricidad; se muele el cartón para transformarlo en sustrato y además utilizan un sistema de producción de forraje hidropónico como base de alimento en su producción animal.
Dentro de las mejoras, gracias a una iniciativa del IICA, instalaron un método de riego de hortalizas a través de vasijas de greda cruda fabricadas en Pomaire, comuna de Melipilla, de capacidad de dos litros de agua, que permea su contenido hacia las raíces.
Ejecución
Dentro de las acciones se contempla un estudio del potencial o factibilidad de captura de agua mediante unidad de atrapaniebla y la implementación de un sistema de cosecha de agua desde techos de las construcciones en La Pachamama. Además, se trabajará en el diseño y la construcción con el objeto de disponer de agua para abastecimiento del Centro y uso planificado para riego.
También se espera la mejora en el sistema caprino en cuanto a la alimentación, mejorar habilitación de la unidad y calendario sanitario, entre otros; así mismo optimizar la unidad de producción de forraje verde hidropónico. En cuanto al trabajo hortícola se trabajará en una planta fotovoltaica para la energía, entregar soporte en la parte agronómica, manejo integrado de plagas, complementar el sistema ganadero con frutales y otras hortalizas en un marco de restricción hídrica, fabricación de compost y abono bokashi y, finalmente, en mejorar los biodigestores para la producción de gas, entre otros.
CAPACITACIÓN
Respecto a las capacitaciones, estas las van a realizar los mismos dueños en la sala equipada que se está implementando, de modo que puedan efectuar charlas sobre fertilidad, hidroponía, agroecología con enfoque de economía circular, entre otras temáticas.
“Somos amantes de los puntos que reciben los residuos reciclables. Recolectamos los botellones, el cartón y el aceite. Gracias a estos materiales, le damos una segunda oportunidad. Por ejemplo, los bidones desechables los utilizamos para riego controlado en las camas de hortalizas y producción de limones”. Estos, agrega, “los perforamos y llenamos con 6 litros de agua, los que pueden durar 20 días enterrados en el sustrato y/o suelo. Hacemos una capa entre guano y cartón y al cabo de este tiempo, podemos observar que el sustrato y las raíces se mantienen húmedos”, afirmó Aceituno.
Marco y Macarena desde hace varios años que iniciaron esta travesía que les permite incluso sustentar a sus propios animales – caprinos, porcinos, ovinos, bovinos, conejos, jabalíes, alpacas, emúes, pavos y cuye – de forma consciente y amigable con el medio ambiente. A la fecha, incluso logran con dos litros de agua diario producir 200 kilos de pasto para este grupo de animales. Sus características consisten en un forraje de guarda con un costo de alimentación de 20 pesos por animal. Es decir, a los 6 días de cosecha el forraje es fresco y a los 20 días el forraje se reserva, sistema que les ha permitido ahorrar por tres años la compra de pasto.
Por estos días, se ha sumado el apoyo de instituciones como el INDAP, IICA y la Municipalidad de La Ligua, los equipos de Prodesal, con el fin de mejorar su modelo de economía circular y el modelo sostenible de producción.
El equipo de profesionales de este proyecto titulado “Centro de Extensión en Agroecología y Economía Circular La Pachamama: Un modelo sostenible de agricultura familiar para zonas áridas y semiáridas” está compuesto por especialistas de diferentes centros regionales de investigación del INIA: de Intihuasi, los ingenieros agrónomos Cornelio Contreras, Constanza Jana; de Rayentué el médico veterinario Marcelo Quezada y el ing. agr. Jorge Carrasco; de INIA La Cruz, Aart Osman, Ernesto Cisternas, Carlos Zúñiga, Victoria Muena y Andrea Torres; de INIA La Platina Maruja Cortés y José Lladsen; de INIA Cauquenes, Viviana Barahona; como asesor externo, el Dr. Carlos Ovalle, además del técnico de campo Diego García.
Fuente: www.inia.cl