Los avances tecnológicos han hecho cambiar los procesos productivos y de mercado en todos los ámbitos de la sociedad. Y la industria agrícola, obviamente, no ha estado al margen de esta situación.
La agricultura se enfrenta a un entorno cada vez más incierto: variaciones en los niveles de producción, mercados cambiantes y cada vez más competitivos y exitistas. Todos estos factores aceleran de manera sustancial las formas de comunicarnos y cómo hacemos negocios.
La creciente cantidad de información que circula a través de distintos canales (redes sociales, artículos científicos, portales especializados) genera un enorme desafío para la industria, puesto que se está transformando la forma en que nos relacionamos, actúamos y tomamos decisiones. Cada vez existe más información que permite entender con mayor profundidad los problemas.
Este cambio de paradigma ha permitido que la agricultura se desarrolle y crezca de manera vertiginosa cada año. Según datos de la OCDE-FAO las perspectivas agrícolas para el 2028 preveen que la demanda de productos aumentará en un 15%.
Big data e importancia en la gestión de datos para la agricultura
Los datos son un activo fundamental para los negocios. Son cruciales para el éxito digital. Sin embargo, muchas organizaciones no reconocen la importancia estratégica de éstos y la necesidad de tener una estrategia de datos sólida.
Los macrodatos, inteligencia de datos o simplemente datos a gran escala, son sinónimos de Big Data, que es el conjunto de datos o combinaciones de éstos cuyo tamaño (volumen), complejidad (variabilidad) y velocidad de crecimiento (velocidad) dificultan su captura, gestión, procesamiento y análisis mediante tecnologías y herramientas convencionales. Es por esto que se requiere de aplicaciones informáticas no tradicionales para poder procesarlos y tratarlos de modo adecuado, tales como bases de datos relacionales y estadísticas convencionales o paquetes de visualización. Es fundamental, eso sí, realizarlo dentro del tiempo necesario para que sean útiles.
La gestión y análisis de volúmenes gigantes de información tienen como objetivo analizar y poner en valor los datos almacenados, con el objetivo de formular predicciones y estimar futuros escenarios. Así, muchas empresas ya hacen uso del Big Data para entender el perfil de sus clientes, sus necesidades y lo que sienten con respecto a sus productos o servicios.
La gestión adecuada de toda esta información, que está fragmentada a lo largo de la empresa, nos puede aportar un valor muy importante. No obstante, para sacar el máximo partido de los datos se requiere una visión amplia y disponer de soluciones tecnológicas apropiadas para este cometido. Esto implica que las empresas deben tomar conciencia del poder de los datos, de su valor y entender la relevancia de discernir cuáles son los que agregan información valiosa al negocio. Posteriormenre, almacenarlos con el objetivo de reducir la gestión de los datos y los costos de almacenamiento.
No obstante, el problema es que muchas empresas no se dan cuenta de que el verdadero valor de los datos reside en la capacidad de interpretarlos, para tomar decisiones inteligentes que ayuden al éxito del negocio. Una buena estrategia de datos, no significa analizar todas las fuentes que tengamos alrededor, ni hacer grandes informes, sino saber con qué fuentes de datos disponemos y centrarnos sólo en aquellas que son realmente relevantes.
La transformación digital es el camino a seguir.
Las transformaciones tecnológicas y la relevancia de manejar grandes volúmenes de datos generan la imperiosa necesidad de estar al día en el conocimiento de las nuevas características que tiene la industria agrícola.
Es indispensable explorar el uso responsable y la implementación de tecnologías existentes y de vanguardia en todos los procesos. Es fundamental diseñar y ampliar nuevos servicios. Hay que generar herramientas y enfoques para fortalecer los hogares rurales y estimular el espíritu emprendedor de los jóvenes en el campo de la alimentación y la agricultura. Ese es el camino que se debe seguir. Los nuevos estándartes son altos, por lo tanto las exigencias son mayores.
La innovación digital de la FAO tiene como objetivo aprovechar el poder de tecnologías digitales para incubar, acelerar y ampliar las nuevas soluciones a los desafíos mundiales para la alimentación y la agricultura.
La ubicuidad, la portabilidad y la movilidad de las tecnologías digitales están transformando la industria. La difusión de tecnologías móviles, servicios de teledetección y computación distribuida mejora el acceso de los pequeños productores a la información, insumos y mercados. De esta forma aumenta la producción y la productividad, racionalizando las cadenas de suministro y reduciendo los costos operativos.
Sin embargo, la “digitalización” de la agricultura y la cadena de valor alimentaria tiene ciertos desafíos que superar. Cuestiones como la ciberseguridad, la protección de datos, el reemplazo laboral y la reeducación son elementos que no se deben descuidar.
Además, existe el riesgo de crear una brecha digital entre economías, sectores o individuos con diferentes capacidades para adoptar estas nuevas tecnologías, que podría generar una competencia muy desigual.
A pesar de estos puntos, no hay duda de que la transformación digital en la agricultura llegó para quedarse. La FAO se compromete a ayudar a los gobiernos y socios a reducir esas brechas digitales multidisciplinarias para garantizar que todos se beneficien de la sociedad digital emergente.
Para que sea efectiva, una estrategia de datos también debe considerar el lado humano: propietarios, partes interesadas, analistas y otros usuarios. Así, las organizaciones que alientan al personal a pensar en la información y los datos como un activo estratégico pueden extraer más valor de sus sistemas.
Se puede implementar
Uno de los mayores problemas para incorporar la tecnología en la agricultura, es el miedo a los nuevos conocimientos y los costos para introducirlos. Sin embargo, estos son factores que se deben dejar de lado para lograr un desarrollo acorde a los tiempos que se viven.
Si bien se tiende a pensar en lo opuesto, hay capital disponible para desarrollar tecnologías. Muchos inversionistas en empresas de Big Data están buscando nuevos mercados donde aplicar sus tecnologías. Y la agricultura se presenta como un mercado enorme donde incorporar innovación.
El segundo factor es la integración en la cadena. Los cambios disruptivos provienen de conectar innovaciones en múltiples áreas: integrando los avances en ingeniería genética, insumos físicos, tecnologías de información y máquinas inteligentes. Los productores podrán crear prescripciones a la medida de semillas, fertilizantes y pesticidas. Las máquinas inteligentes podrán ejecutar los tratamientos prescritos y al mismo tiempo recolectar más datos para entregar retroalimentación al agricultor.
El tercer factor es que la agricultura se caracteriza por tener bajos márgenes en grandes volúmenes. Los márgenes estrechos e incluso los ingresos negativos en los campos están impulsando a los grandes productores industriales a buscar formas de ahorrar tiempo y dinero al tener mejor información para tomar decisiones a escala.
La cuarta razón es porque la Big Data es una tecnología accesible y cada vez mejor. La disponibilidad de banda ancha y el cloud computing han logrado tener cobertura y superar el umbral de costos. Ahora es fácil y económico proveer de internet al sector rural. De esta manera es más sencillo ofrecer una infraestructura de datos a partir de la cual se puede trabajar. Este nuevo nivel de capacidad de análisis y captura de data permite optimizar la práctica de agricultura de precisión.
También existen herramientas basadas en inteligencia artificial que permiten mejorar las predicciones agrícolas, ayudando a tomar mejores deciones. Incluso muchas empresas ya están trabajando con estos software.
La agricultura no es inmune a todos estos cambios y procesos de transformación. A su favor, podemos encontrar tecnologías en base a sensores, estaciones meteorológicas virtuales, drones e imágenes satelitales. Estas permiten integrar toda la información necesaria para anticiparse a posibles escenarios. El uso del drone, por ejemplo, nos entrega imágenes que permite ver el vigor y estado sanitario de los cuarteles y los sensores, en tanto, nos entregan información del estado hídrico de la planta. Todos estos datos integrados nos permiten mejorar la sostenibilidad de los cultivos, optimizando el consumo de insumos y disminuyendo el riesgo de enfermedades.
Problemas en la adopción
El Big Data y la tecnología a su alrededor llegan en un momento en que la humanidad necesita imperiosamente aumentar la producción de alimentos en un 60%, en los siguientes 40 años. Pero con una característica especial: que sea de manera sustentable.
Tanto los agricultores como los capitalistas de riesgo opinan que muchas veces el foco está en la tecnología y no en cómo éstas ofrecen valor a los agricultores. Y, a la vez, estos últimos señalan que muchas veces el diseño de los productos no los considera.
Por esto es fundamental que todos se sientan integrados. Y la mejor manera de hacerlo es generar no sólo datos sino, además, ideas y visiones para los proveedores de este mercado. Si quieren ser exitosos a nivel de campo, éste es uno de los mayores desafíos.
El potencial para mejorar la productividad agrícola apoyándose en los datos es enorme. Lamentablemente, gran parte de los beneficios potenciales no se pueden obtener solamente con la data de un solo campo. Para desarrollar modelos o herramientas de apoyo a las decisiones, se requieren grandes cantidades de data para poder separar la señal del ruido y para comprender adecuadamente cómo operan las diferentes combinaciones de factores.
Marcelo Toro M.
M. Sc. Data Science
Ingeniero Agrónomo – Enólogo
Consultor TI Raw Data Chile
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