Drosophila suzukii, conocida comúnmente como mosca de las alas manchadas, es originaria de Asia e ingresó a Chile el 2017, siendo reportada por primera vez en la comuna de Villarrica, Región de La Araucanía. En los últimos tres años, esta mosca ha producido sin lugar a dudas las mayores pérdidas económicas en frutales, como berries y cerezos, afectando principalmente la Agricultura Familiar (AF) del país.
El daño generado por esta plaga ha ido en aumento, observándose un importante número de testimonios ciudadanos en las redes sociales que informan la presencia de larvas al interior de fruta fresca y durante el proceso de elaboración de mermeladas y conservas en la zona sur de Chile. Hasta el momento, las regiones más afectadas son Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, expandiéndose rápidamente al resto del país. Esto no solo complica a la AF, sino que también ha impactado negativamente a productores de fruta, a la comunidad urbana que posee árboles en sus patios y a quienes comercializan productos procesados.
La mosca de alas manchadas se caracteriza por tener un ciclo de vida aproximado de quince días (una generación), cuyo macho posee una mancha oscura en la parte superior de ambas alas, razón por la cual recibe su nombre. Sin embargo, la importancia de este insecto no radica en el macho sino en la hembra, que no posee mancha en las alas, pero sí una estructura especializada para poner sus huevos llamado ovipositor, caracterizado por su dureza y forma peculiar tipo sierra. Gracias a este ovipositor la hembra puede romper la fruta sana, en la que pone sus huevos. Desde el estado de pinta en adelante, cerezas, arándanos, frambuesas, moras, frutillas, zarzaparrilla, uvas, guindos, murta, mosqueta, arrayán, ciruelo, durazno y todo aquel fruto de piel blanda son sus favoritos. Drosophila suzukii no solo genera heridas en la fruta, sino que además se desarrolla al interior de frutos, razón por la cual encontramos huevos, larvas y pupas dentro suyo.
ESTABLECIMIENTO Y DESARROLLO DE LA PLAGA EN CHILE
En nuestro país, fue el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) quien detectó la presencia de la mosca de alas manchadas, desarrollando una gran red de monitoreo y seguimiento del insecto durante las temporadas siguientes. Gracias a los monitoreos y las estrategias de contención, el nivel poblacional de la mosca es más bajo de lo que pudiera haber sido a la fecha.
De acuerdo a información oficial del SAG, hoy en día Drosophila suzukii se encuentra bajo la categoría de plaga presente en las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O´Higgins, Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y Aysén, y bajo categoría presente con distribución restringida en Atacama, Coquimbo y Aysén, y en categoría de ausente en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Magallanes.
¿A QUIÉN AFECTA Y POR QUÉ?
Hasta la fecha existen dos situaciones totalmente diferentes respecto a la presencia de esta plaga en nuestro país. Por una parte, están los productores de huertos comerciales de fruta, quienes conocen la presencia de la plaga y el daño que causa, por lo que se han ido preparando en estrategias de control desde hace un tiempo. Ese perfil de productores en general desarrolla manejos más integrales en su huerto, basados en monitoreo, para reducir la presencia de la mosca y evitar pérdidas económicas.
Por otra parte, están los productores de pequeñas superficies de fruta, dos o tres árboles en los patios de sus casas, árboles frutales aislados y matorrales que bordean zonas urbanas y rurales, donde no existe control alguno durante la producción de fruta. Estos escenarios se presentan hoy en día como los principales focos de riesgo para el establecimiento y reproducción de la mosca, áreas de alto riesgo donde no existe control y sobre los cuales hay que enfocarse.
Una de las principales interrogantes que existe en torno a la presencia de la mosca de alas manchadas, es si el consumo de fruta con larvas puede causar daño a las personas. Hasta ahora no se han reportado casos en Chile o en el mundo con síntomas o problemas asociados al consumo de fruta infestada con larvas de Drosophila suzukii, por lo que se deduce que el daño queda restringido a un problema estético y productivo de importancia económica.
IMPACTO ECONÓMICO
Hasta el momento, en nuestro país la pérdida de fruta en el huerto y en poscosecha, el incremento en los costos de manejo y control de la mosca, sumado a los rechazos de fruta para exportación, son efectos que se observan por la presencia de Drosophila suzukii, sobre todo en regiones del sur de Chile, donde la superficie cultivada de berries y cerezo son importantes. El escenario para productores de frambuesa y frutillas, donde la fruta se comercializa a nivel regional y nacional no es mucho más alentador, pues se observa que comienza a ser afectada antes de maduración.
La vida de postcosecha de la fruta es más corta producto de la herida causada por la hembra en la piel del fruto al poner el huevo, causando pudriciones y ablandamiento de la fruta en general. Al respecto, el llamado es a aquellos productores de fruta que no realizan control químico a sus huertos o que no cuentan con una estrategia específica para el control de esta mosca, a realizar cosechas tempranas y frecuentes de manera que no quede fruta disponible para que la hembra ponga sus huevos.
CICLO DE VIDA EN EL SUR DE CHILE
El ciclo biológico de Drosophila suzukii incluye los estados inmaduros de huevo, larva (ambos ocurren dentro de la fruta) y pupa (ocurre fuera de la fruta). Los huevos son de forma oval y de color transparente, miden 0,6mm de largo y 0,2mm de ancho aproximadamente. La hembra pone los huevos en la fruta desde el estado de pinta en adelante, o sea cuando la fruta comienza el cambio de color desde verde a madura. Los huevos los pone bajo la piel, no son visibles a simple vista, aunque si es posible observar unos “pelitos” llamados espiráculos, que sirven para que respire el huevo.
La larva es de color blanco-transparente y mide 5mm de largo y 0,8mm de ancho cuando están completamente desarrolladas. Estas lavas se encuentran al interior de la fruta moviéndose en la pulpa, y es posible verlas sin necesidad de una lupa. Este es el estado de la plaga en el cual recién se evidencia su presencia en el fruto. Las pupas son el último estado inmaduro (se forman a partir de las larvas), y se transformarán en las futuras moscas adultas.
Las pupas se pueden encontrar al interior de la fruta, aunque en la mayoría de los casos caen y pupan en el suelo, donde continuarán el ciclo de la plaga. Su período como pupa es de tres días aproximadamente, dando origen a una nueva hembra o macho. Así, durante cada temporada agrícola, pueden ocurrir hasta dieciséis generaciones entre los meses de septiembre a abril.
INGRESO DE HONGOS EN HERIDAS
Cuando la hembra pone sus huevos sobre la fruta sana, genera heridas en la piel del fruto con su aparato ovipositor. Estas heridas quedan abiertas y expuestas al ingreso de microorganismos patógenos y saprófitos como hongos y bacterias. A diferencia de los hongos que se observan en los frutos podridos al final de la temporada, la presencia de hongo por daño de ovipostura de suzukii se presenta mucho más temprano. Para más detalles respecto a este tema, visitar los informativos N°128, 129, 130 y 131 en la biblioteca digital de INIA: https://biblioteca.inia.cl/discover?query=informativo+drosophila+suzukii.
MONITOREO DE MOSCAS EN EL HUERTO
Los monitoreos son importantes para detectar la presencia y cantidad de un insecto que causa o pudiera causar pérdidas económicas. En el caso de Drosophila suzukii, los monitoreos deben realizarse idealmente durante todo el año, y de esta forma definir durante qué meses las moscas (machos y hembras) están volando sobre el huerto. Para los monitoreos de Drosophila suzukii se utilizan atrayentes especiales y simples, para los cuales se necesita un receptáculo plástico tipo vaso y el atrayente (Ver receta de atrayentes caseros en la página web https://www.sag. gob.cl/sites/default/files/ ficha_drosophila_n2.pdf).
En invierno, cuando no hay frutos en huertos o árboles, las trampas deben ubicarse en los bosquetes y contornos del huerto donde existan arbustos silvestres con frutos, para que pueda alimentarse y poner sus huevos. En verano, las trampas deben ubicarse al interior y en los bordes del huerto.
La evaluación del contenido de las trampas es laboriosa y requiere de tiempo, por lo que poner dos trampas por hectárea es suficiente. Los contenidos de las trampas deben evaluarse semanalmente cuando hay fruta en el huerto, y cada dos o tres semanas el resto del año, considerando que lo más fácil es identificar a los machos. Al verificar la presencia de machos en la muestra, entonces se puede deducir que también hay hembras (más difíciles de identificar porque no tienen la mancha en las alas); así, por lo tanto, se concluye que la plaga está presente y se deben tomar decisiones de manejo y control.
¿DÓNDE SE ENCUENTRAN ESTAS MOSCAS DURANTE EL INVIERNO?
Una de las principales interrogantes acerca de esta nueva plaga es dónde continúa su ciclo de vida la hembra una vez que se acaba la fruta en los huertos. De acuerdo a información extranjera, las moscas buscan refugio en frutos de plantas silvestres, en bosques, bosquetes y matorrales en el contorno del huerto. Hasta la fecha, existe una serie de frutos silvestres que han sido reportados por el SAG como susceptibles a la infestación por esta plaga (http://www.sag.cl/ ambitos-de-accion/drosofila-de-alas-manchadasdrosophila-suzukii).
En relación a este tema, y con el objetivo de investigar la importancia de los frutos silvestres presentes en el sur de Chile respecto al ciclo de vida de esta mosca, es que profesionales del Laboratorio de Ciencia de Insectos del Centro Regional de Investigación INIA Carillanca, en la Región de La Araucanía, están realizando estudios para determinar la influencia de la flora silvestre en la sobrevivencia invernal de Drosophila suzukii.
A modo de ejemplo, es posible mencionar que en esta región los frutos rezagados de arándano, que aún siguen en la planta en el mes de marzo, permiten la continuidad del ciclo de la suzukii, seguido por frutos de frambueso que puedan encontrarse hasta abril en variedades remontantes. Posteriormente, frutos silvestres como mora o murra ubicados en bordes de caminos, bosques y sitios eriazos en zonas urbanas son también útiles para continuar con su ciclo, seguido de murta, fruto susceptible de ser infestado y que está disponible tanto a nivel silvestre como de cultivo. Frutos de mosqueta poseen una piel mucho más dura; sin embargo, las hembras aprovechan las aperturas naturales y heridas para poner allí sus huevos, o bien los dejan al descubierto sobre la superficie del fruto. A partir de mayo, comienzan a pintar los frutos de arrayán, los cuales permitirán mantener su ciclo biológico por varias semanas más.
Al día de hoy se continúa la colecta de otros frutos silvestres, información que estará disponible dentro de los próximos meses. Considerando entonces lo antes expuesto, es evidente que la hembra tiene suficientes opciones donde poner sus huevos y continuar su ciclo de vida durante el otoño en el sur de Chile, evidenciando la falta de conocimiento que tenemos respecto al comportamiento de esta plaga en nuestro país.
DESAFÍOS FUTUROS: CONTROL Y MANEJO DE LA PLAGA
Una de las mayores preocupaciones respecto a esta plaga es cómo controlarla, por lo cual los esfuerzos del INIA están enfocados en evaluar diferentes métodos de control que permitan bajar los niveles poblacionales de forma eficaz, los cuales deben ser lo más inocuo posible y que permitan su utilización de manera sostenible en el tiempo. Por el momento, las herramientas disponibles y más eficaces son el uso de insecticidas químicos y repelentes botánicos. Sin embargo, es necesario invertir en el desarrollo de estrategias que consideren el uso de controladores biológicos, que permitirán acompañar y reducir el uso de insecticidas.
Además de la búsqueda de estos biocontroladores, el desafío es realizar adecuadas prácticas culturales en el huerto, tanto después de la cosecha como durante el invierno, manteniendo los contornos limpios y monitoreados. Por último, y no menos importante, es mencionar la presencia y manejo de la vegetación silvestre y de árboles frutales en zonas urbanas, problema que en este momento pasa desapercibido, jugando un rol significativo en la continuidad del ciclo de vida de esta mosca.
Fuente: www.mundoagro.cl