invitamos a evaluar cuánto sabe sobre el suelo y cuál es su actitud hacia este recurso, respondiendo a las preguntas en las pizarras. Calcule su nota de 1 a 7, sumando un punto por cada respuesta correcta mas un punto de base. Las respuestas correctas se encuentran al final de este artículo.
Para un país de política agroexportadora, el suelo debería ser prioridad número uno. El manejo de éste refleja la importancia que le damos. Quizás no nos damos cuenta de que estamos destruyendo este recurso no renovable a pasos agigantados. Según la FAO, aproximadamente el 50% del suelo en Chile ya presenta algún grado de degradación, como consecuencia de malas prácticas agrícolas. Lo más dramático es que este porcentaje seguirá aumentando si no hacemos algo al respecto.
Actualmente en Chile, la mayoría de los esfuerzos para cuidar a los suelos se centran en incentivos y sanciones, los cuales resultan insuficientes para cumplir con este propósito. Por ejemplo, el único instrumento existente de fomento (Programa de Recuperación de Suelos Degradados) no obliga a los agricultores a tomar medidas de recuperación de suelos. Asimismo, las pocas regulaciones de emisión de residuos sólidos al suelo no logran asegurar que los niveles de contaminación no excedan ciertas normas, debido a la ausencia o carencia de fiscalizaciones. Entonces, ¿qué se puede hacer para generar un cambio?
La motivación por hacerlo mejor
Para lograr el correcto actuar de los agricultores y agrónomos con los recursos naturales, se puede aumentar su motivación interna. Se trata de un convencimiento propio de las personas por la protección y conservación de los recursos naturales, incluyendo el recurso suelo. Es importante destacar que la motivación interna no requiere de ningún tipo de regulaciones externas, como incentivos y sanciones, porque es propia de la persona que sabe el porqué lo hace.
En opinión de los autores, la motivación interna para cuidar a los suelos puede ser lograda a través de la educación. Efectivamente, los conocimientos sobre el suelo son fundamentales para su correcto manejo. Por ejemplo, frente a la creciente demanda de palta en el mundo, se plantan paltos en laderas, en camellones a favor de pendientes escarpadas. Esta práctica genera erosión del suelo. Aunque existen varias medidas de control y mitigación de la erosión, son poco conocidas y no se realizan en la práctica. Por lo tanto, los conocimientos sobre el suelo son indispensables para cambiar malas prácticas ya instaladas en la agricultura.
Por otro lado, resulta inquietante constatar que casi ninguna medida actual de protección y conservación del suelo se basa en la educación de los agricultores. Los conocimientos sobre el suelo son importantes no sólo para corregir errores en el manejo del recurso suelo, sino que para generar una actitud positiva hacia el suelo. A su vez, la actitud incide sobre el comportamiento de conservación por parte de los agricultores. Por estas razones, la educación sobre el suelo puede convertirse en una política pública. Se puede fomentar los conocimientos de agricultores y agrónomos por medio de programas especiales de educación y/o postgrados en la ciencia del suelo. De esta forma, podemos proteger al suelo, asegurando su óptimo estado hoy y para las futuras generaciones.