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martes, junio 17, 2025
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Preparación de suelo en frutales, el primer paso de un proyecto exitoso.

Desde los inicios de la agricultura, la preparación del suelo ha sido un factor determinante a la hora de tener un proyecto, plantación o cultivo exitoso y sustentable en el tiempo. Es así como en culturas precolombinas y milenarias se ha sembrado o plantado tanto en plano como en pendientes. La necesidad inicial de éstas de producir los alimentos para sus civilizaciones hizo que, a través de las pruebas y posterior experiencia adquirida, se tomaran las consideraciones para hacerlas perdurables en el tiempo.

Hoy aún se cultiva en prácticamente todos los continentes en diseños ancestrales, es así que diferentes cultivos se desarrollan en pretiles o terrazas, lo que ha permitido que esto siga siendo una alternativa en nuestros tiempos, la razón, es que fueron hechos correctamente, es decir, considerando todos los factores necesarios para que se desarrollen las plantas, sean productivas y no se afecte el suelo erosionándolo, compactándolo o afectando sus características físicas y químicas.

Para la preparación del suelo hay que considerar la pendiente, profundidad efectiva, compactación, estructura, textura y fertilidad.

En el caso de la pendiente, tendrá injerencia principalmente en la evacuación de las aguas lluvias, de los excesos potenciales de los riegos y en la forma misma de regar. Para la pendiente, en suelos planos, es recomendable hacer las hileras que no superen los 80 metros de largo, esto tanto para riego tecnificado como tradicional.  En riego tecnificado el largo de las hileras evitará pérdidas de presión y en riego tradicional evitará aposamientos y que en un futuro las primeras plantas reciban más agua que las últimas.

El manejo de los suelos para cultivos en laderas debe ser en el sentido de la pendiente, más aún cuando estas son medias a fuertes, aquí idealmente no debiesen superar los 50 a 60 metros de largo, en el caso de camellones (esto también tiene sentido al momento de cosechar y realizar aplicaciones terrestres). Los caminos deben tener cierta pendiente hacia el cerro y hacia las quebradas, esto permitirá que el agua corra hacia el cerro y evacue naturalmente hacia las quebradas. En el caso de las terrazas, deben ser anchas (para frutales) y muy bien hechas, es decir, con una leve pendiente hacia el cerro y nuevamente hacia las quebradas, errores en este caso no son permitidos, ya que ocasionarán una fuerte erosión junto con la destrucción de la terraza, haciendo inviable el cultivo en el tiempo.

La profundidad efectiva se conoce por medio de calicatas, en general los frutales requieren de un metro de suelo efectivo, la calicata nos entregará que profundidad tenemos si plantásemos directamente. En suelos planos podemos encontrar como principales problemas: niveles freáticos altos, diferencias significativas entre estratas y de estructuras laminares, (provocando en el futuro napas colgantes).

En laderas el principal problema está asociado a una baja profundidad efectiva, esto determinará en gran medida la distancia entre las hileras, ya que para conseguir la profundidad deseada habrá que remover mayor cantidad de suelo entre ellas. En ambos casos la solución está en la construcción de camellones (los montículos, terrazas y curvas de nivel, también son alternativas válidas, pero con resultados dispares). La altura de los camellones debe ser de 1 a 1,2 metros de altura, ya que estos con el tiempo se asentarán con las lluvias y paso de personas por ellos). Las mesas se utilizan en frutales en plano cuando la profundidad del suelo es medianamente limitante y se desea aumentar en unos 20 a 40 cms la profundidad de suelo. Estas últimas consideraciones dependerán mucho del cultivo a elegir.

La compactación o estratas impermeables es un problema habitual y en muchos casos poco considerado. En laderas es necesario realizar un buen camellón, de modo que permita tener un suelo donde se desarrollen las raíces profusamente, este es el momento donde el trabajo debe quedar bien hecho y pensando en que el cultivo podrá estar implantado de 15, 20 o más años. En el caso de hacerlo en plano, considerar el uso de subsoladores, esta labor ha sido olvidada entendiendo que puede ser innecesaria, de alto costo, una pérdida de tiempo y que basta con la maquinaria utilizada para hacer los camellones o mesas.

Este punto es clave, muchos huertos que se implantaron pensando que serían productivos más de 15 años, en muchos casos llegan al año 10 y comienzan a presentar decaimiento, aquí donde comienzan a realizarse drenes entre camellones (en el caso de paltos en plano), o subsolar en cultivos como vides, y en el caso de perales o ciruelos para extender su vida (estos últimos en huertos con más de 20 años y como principal razón por ataques fungosos al suelo o serios problemas de compactación). Hoy en huertos de nogales es una labor prácticamente obligatoria.

La estructura, textura y fertilidad del suelo es posible determinarla con calicatas y análisis de suelo, es interesante comentar este punto, ya que en la mayoría de los suelos de Chile hablamos de suelos francos a francos arcillosos y de menos de 2% de materia orgánica, casi como una regla general. Pero, en esa generalización existe cierto grado de verdad, aquí también se debe hilar fino, en la estructura, conocer si son laminares o en bloques, porcentajes de arcillas, limos y arenas (idealmente la granulometría de éstas) y el tipo de cada uno de ellos (conocer el tipo de arcilla que se tenga, por ejemplo), porosidad y fertilidad del suelo.

Son estas consideraciones que debemos tener para que nuestro proyecto sea exitoso, productivo y sustentable y no lamentemos después el no haber tomado la decisión correcta.

 

Andrés Puebla R.

Director en Consultas Agrícolas

9 50043988

asesorias@consultasagricolas.com

 

 

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