La decisión de plantar paltos siempre ha sido un tema para analizar, esto ya que se desea cultivar esta especie por un tema económico o por el solo hecho de querer hacerlo, independiente de lo que puedan decirle al agricultor.
Cuantas veces hemos escuchado “este suelo no es para paltos”, “aquí se van a helar” o “este clima es malo para los paltos”, por todos estos comentarios, que pueden tener un mero carácter de opinar o según lo que la experiencia les ha mostrado, es que las mejoras en las técnicas toman relevancia y ha hecho que a pesar de todos los inconvenientes igualmente se decida hacerlo.
Los principales factores por considerar antes de plantar son clima, suelo y agua.
En el caso del clima, hoy se cultivan paltos en prácticamente todas las zonas, desde la región de Atacama hasta la región del Maule, y en algunos casos aún más al sur y de precordillera a costa. Dentro del factor clima existen los llamados “micro climas”, esto dado por cercanía con ríos, exposiciones de cerros o sectores específicos dentro de algunas zonas donde convergen condiciones que hacen que nuestro clima mediterráneo sufra pequeñas variaciones permitiendo que el cultivo del palto se comporte también diferente, especialmente en lo referido a temperaturas y su amplitud térmica (diferencia entre día y noche), velocidad del viento y radiación solar entre otros factores.
Para el caso del suelo, predominan en Chile los suelos francos a franco arcillosos, de diferentes tipos de arcillas, con variable porcentaje de piedras y profundidades. El ideal para los paltos es suelos franco a franco arenosos, que permitan una buena oxigenación del sistema radicular y un bajo impedimento al desarrollo del mismo, teniendo raíces profusas y profundas, con gran capacidad de exploración; como inconvenientes está su baja fertilidad y una baja retención de humedad. En caso de una baja profundidad, menor a 1 metro libre de suelo de cualquier impedimento físico, está la posibilidad de hacer camellones, así también en caso de problemas de drenaje existen herramientas como subsolar o enterrar garras con maquinaria que solucionen este tema antes de plantar.
La disponibilidad y fuente del agua es esencial antes de plantar, los cálculos deben ser hechos pensando en el huerto cuando esté adulto y en el momento de la máxima demanda (en Chile generalmente el mes utilizado es enero). La fuente y la forma de almacenamiento nos dará la idea de qué filtros utilizar y que manejos haremos de aquí al futuro para evitar los problemas asociados al agua; salinidad, algas, carbonatos de calcio, impurezas, entre otras.
Con estas consideraciones podremos tomar buenas decisiones y con tiempo, permitiendo proyectar el cultivo a muchos años y con altas producciones.
Andrés Puebla R.
Ingeniero Agrónomo PUCV
Asesor en Consultas Agrícolas