Los Zapallos de crecimiento semi arbustivo aparecieron en Sudáfrica hace aproximadamente 25 años atrás y les permitió a los agricultores un importante incremento en su productividad. Tiempo después hizo su estreno en Chile, revolucionando el mercado. Una característica clave en la mejora de eficiencia de este tipo de producto, es que ellos son entre dos a tres semanas más precoces en su maduración que los zapallos tradicionales (camotes) o de crecimiento guiado, además de una poscosecha altísima, disminuyendo su porcentaje de perdida en guarda a menos del 10%.
Esto ha significado que muchas prácticas culturales, incluyendo la fertilización del cultivo, se hayan debido adaptar para permitir expresar estas nuevas características. A través de los años, muchos agricultores han desarrollado un programa de fertilización y por consiguiente, existen muchas variaciones de este.
Un entendimiento de las fases de crecimiento de la planta y su cambio en los requerimientos nutricionales es importante para formular y refinar algunos de estos programas. Fuente: extraído de Starke Aires.
Factores importantes para tener en consideración en los macronutrientes:
- Nitrógeno (N): N es importante en el crecimiento vegetativo de la planta y es necesario para producir el largo de la planta y sus hojas, las cuales son responsables de la producción frutal. Es vital que el nitrógeno esté disponible temprano en el ciclo de crecimiento del cultivo para producir plantas grandes, fuertes y sanas. Sin este vital elemento es alta la probabilidad de que se obtenga una baja productividad. La aplicación debe ser aplicada desde los primeros 30 días después de su siembra.
Este elemento está disponible en el suelo normalmente, y acompañado de aplicaciones externas divididas entre 3 a 4 parciales, nos asegura de su disponibilidad para la planta.
Es importante que esas aplicaciones no se realicen con dosis demasiado altas, pues pueden causar que la planta retorne a su etapa vegetativa, disminuyendo su floración y cuaja. Esto podría tener el efecto de generar menor concentración de cuaja y un mayor período de cosecha.
- Fósforo (P): la cantidad total de fosfato puede ser aplicada previo al trasplante. Este elemento es requerido durante todo el ciclo de vida del cultivo. Es virtualmente inmóvil en el suelo y escasamente es movido por riegos, por lo que se mantiene en el perfil de crecimiento radicular.
- Potasio (K): K es un elemento crucial desde el inicio de floración. Junto al calcio (Ca) contribuye a la calidad de la fruta y la duración poscosecha. Los requerimientos de potasio son bajos en el inicio del cultivo, incrementándose rápidamente en el inicio de floración y manteniéndose durante la maduración del fruto. Este elemento puede ser provisto de diferentes formas, la más común como nitrato de potasio.
Como una guía base y genérica, una disponibilidad (elemento) de 120k de nitrógeno, 70k de fosforo y 170k de potasio por hectárea son requeridos para un buen desarrollo del cultivo. Programas más específicos pueden ser desarrollados con el uso de análisis de suelos, y teniendo en cuenta las condiciones de crecimiento: zonificación, variedad, enfoque del producto, tipo de suelo, cultivos anteriores, etc.
Por otra parte, el consumo de agua se ha ido tornando cada vez mas crucial en la producción de cucurbitáceas, pasando de riego gravitacionales a otros por cinta y algunos mixtos. En buena medida, dependerá de factores importantes como clima, tipo de suelo y forma de aporte del recurso. El aumento consistente de aporte hídrico desde la siembra y en el desarrollo de la planta, teniendo su máximo requerimiento desde la generación de guías hasta el segundo tercio del desarrollo del fruto. En total, durante un desarrollo normal y con tecnologías aplicadas al riego, una hectárea de zapallos puede llegar a consumir alrededor de 380mm de agua (25-40 mm por semana). Fuente: extraído de Starke Aires.
De esta forma, aseguramos que la planta no presente stress por déficit o exceso, optimizando la producción de fruta.
Con los materiales de Semillas Latinoamericana, se puede realizar una temporización de los materiales, adecuándolos a su fecha de trasplante, mercado, volumen de fruta y tamaño de este, entre otras características.
Por ejemplo, si se necesita tener una mejor precocidad y calibre, las variedades Paine y San Clemente, otorgan alta productividad manteniendo los kilos por fruta. Su alta capacidad de cuaja junto a la corona, otorgan la precocidad necesaria para participar de ventas de primores, a partir de noviembre. Normalmente se estima, 1.8 zapallos por planta, aunque quienes producen zapallos saben que se puede llegar a cosechar más de 5. De todas maneras, este cálculo nos puede estimar un piso productivo y así programar nuestras ventas.
En el caso de un cultivo que se desarrolle para guarda, Paine y Buin son la mejor elección. Este último incluso con mejores características de poscosecha, sobretodo en su parte externa, que mantiene por más tiempo su coloración original. Dependiendo de su densidad de plantas por hectárea, Buin puede pasar de zapallos de 3 hasta 8 kilos.
Un producto diferente que ha ido incrementando su comercialización, ha sido el zapallo San Ignacio. Este producto tiene un tamaño pequeño, tipo personal, ideal para las familias de hoy. Con un peso promedio de dos kilos y una alta cuaja, permite tener mucha fruta pequeña durante todas las etapas de cultivo (temprano, plena y tarde o guarda).
Clover Oyarzún
Ingeniero Agrónomo PUCV Semillas Latinoamericanas (SLA)